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¿Y que venimos nosotros a decir aquí?

Si evidente es la necesidad de llevar a cabo un gran cambio sociopolítico, también es evidente la necesidad de que este sea propiciado por un grupo amplio de nuestros compatriotas. Un grupo representativo de la sociedad, un grupo que supere el 51% de los individuos soberanos que tiene la responsabilidad de decidir, que tenemos la responsabilidad de decidir nuestro futuro.

Solo son amplios los grupos que incluyen entre sus filas diversas sensibilidades y diversas propuestas para dar solución a los problemas.

La tradición moderna de considerar que todo movimiento regenerador es siempre un movimiento de izquierdas es, además de una falacia, una forma que utiliza el poder, precisamente de evitar la posibilidad de que el movimiento sea realmente fértil.

Antiguos maestros como Ortega y Gasset y muchos grandes pensadores políticos del mundo entero, han sabido darse cuenta de que ser de izquierdas o de derechas no deja de ser una manera de automutilación. No caeremos aquí en esa autodestrucción de nuestras posibilidades.

Lo que es cierto para las personas, más aún lo es para los movimientos. Hoy se deben superar de una vez los antiguos clichés de derechas e izquierdas que nada dicen. Hoy o se está con el sistema autoritario dominado por políticos profesionales y banqueros, o se está por una verdadera democracia y un estado social.

Creemos resueltamente en la necesidad de crear un movimiento transversal, habitado por diferentes tendencias y entre ellas queremos, y tenemos derecho, a ver representada una tendencia que sea la que nos satisfaga a nosotros, más que las demás. Por supuesto, queremos que esa posición, ese espacio político, sea aceptado y sea albergado por el resto del movimiento social que queremos colaborar a poner en marcha. Como leales compañeros de viaje, en pos de un objetivo mayor y más amplio, pero queremos también esto ocurra poniéndose de manifiesto los factores diferenciales de nuestro grupo. Lo queremos, para que sea clara nuestra aportación al fin común: libre, independiente y comprometida, y siempre coherente y responsable.

Quienes tomamos hoy la palabra para presentar un proyecto de grupo que podrá fraguar en muchas entidades de carácter político o social en un futuro próximo, queremos dejar patente que

Nosotros creemos

  • Que es imprescindible acometer una profunda reforma legislativa que promueva un sistema electoral justo y sobre todo democrático. Que dicho proceso está llamado a redefinir las funciones de los partidos políticos tradicionales que hoy en día han hurtado de las personas el protagonismo político y la misma soberanía.
  • Que el sistema que alumbre esta nueva transición ha de estar centrado en la persona, en sus necesidades y en su realidad. Nada deberá estar nunca por encima de las personas y sus intereses, ni la economía, ni los nacionalismos, ni las ideas políticas o religiosas pueden ser consideradas superiores a las personas. Nuestra lucha no es una lucha por el individualismo sino por las personas, individuos que alcanzaran su plenitud dentro de su comunidad como parte de su sociedad. Lejos de ahogar lo individual, los proyectos colectivos son los que permiten que las personas lleguen a los más altos niveles de desarrollo en todos los órdenes, como personas, miembros de una familia y una comunidad.
  • Que el sistema que surja después del periodo constituyente debe superar el caduco modelo económico capitalista y abanderar una serie de reclamaciones humanas que nunca aún han sido realmente consagradas por una constitución política:
    • El trabajo humano es el mayor exponente de su capacidad creadora y de su compromiso con la sociedad. Por ello debe ser considerado como la mayor de las posesiones humanas y se ha de tender a conseguir que dicho posesión no sea vendida al mejor postor sino que sea puesta a disposición de la sociedad a través de empresas y sindicatos de trabajadores. Proponemos que sean los trabajadores los que posean los medios de producción y que el resto de factores productivos sean considerados simplemente como eso factores, mejor o peor retribuidos, según las circunstancias pero nunca depositarios de la propiedad de las empresas.
    • Diversas formas de propiedad deberán ser desarrolladas en paralelo a la ejercida por los trabajadores organizados en sindicatos. La propiedad colectiva, la propiedad municipal, cooperativa y por supuesto la propiedad privada cuando esta sea la que se refiere al uso que dan las personas a sus cosas.
    • Solo es posible imaginar un nuevo sistema más justo, en ausencia del principal inductor de la crisis actual: los bancos, el mundo financiero. Es una tarea que deberá asumirse sin demora la creación de un sistema de crédito alternativo al actual, en manos privadas pero con fines sociales y colectivos que permita superar l esclavitud a que nos tiene sometido el poder monetario de los bancos y sus nefastas consecuencias económicas.
    • Se deben acometer profundos cambios en la estructura del estado para evitar las tensiones actuales entre diferentes territorios. Solo cabe superar la crisis formando un frente común entre todos los que vivimos en el territorio de nuestra nación, solo así sin ciudadanos de primera o de segunda, sin distinciones de raza o nacimiento, o procedencia geográfica, podremos realmente hacer valer nuestras reivindicaciones. Por otra parte debemos explorar nuevas formas de organización territorial que promuevan la descentralización administrativa pero impidan la sinrazón del nacionalismo decimonónico que solo ha creado en España, división y muerte.
    • Debemos replantearnos seriamente la permanencia de España en determinadas instituciones europeas o mejor aún renegociar nuestro estatus porque desde hoy hay que reivindicar cada día la soberanía que merece nuestra España, para poder tomar conciencia de nuestras necesidades y lanzarnos en pos de las soluciones, con orgullo y con generosidad, sabiendo que del beneficio de nuestros semejantes obtendremos nuestro propio beneficio. Pero decidiendo, participando y no conformándonos con el papel cástrate de meros espectadores a que nos han condenado políticos y banqueros, y gobernantes europeos.