Nos pedía el cuerpo salir hoy a las calles de Madrid para protestar por las torticeras maniobras del Presidente Sánchez para conseguir el apoyo de los diputados del Junts de Puigdemont, incluida la amnistía de la que tanto se está hablando hoy en día. Sin embargo, enseguida se nos quitarían las ganas. A menos que tengas menos memoria que un grillo resulta difícil admitir que el Partido Popular tenga legitimación suficiente para afearle la conducta al Presidente en funciones. Y es que precisamente el PP es uno de los principales agentes implicados en la actual degradación de nuestra querida España.

¿Quién permitió que se realizara por la vía de los hechos no uno sino dos referéndums ilegales en el territorio de Cataluña? Un gobierno de mayoría absoluta del Partido Popular liderado por Mariano Rajoy, que solo actuó cuando a otra fuerza política se le ocurrió que con ellos se podía haber incurrido en una conducta a todas luces delictiva.

¿Quién se rasga las vestiduras porque en el Congreso se permita el uso de pinganillos para escuchar a oradores en otras lenguas cooficiales mientras ha impedido a los niños gallegos aprender español en la escuela pública de todos. Gobiernos de la Xunta presididos por Alberto Núñez Feijóo que han perseguido el español con igual saña que vascos y catalanes, no lo olvidemos.

¿Quién prefirió hacer recortes sobre las masas más depauperadas de la sociedad antes que reducir prebendas y cargos entre la casta política de este país en gran parte formada por élites de independentistas separatistas? Un gobierno de mayoría absoluta del Partido Popular liderado por Mariano Rajoy, para quienes los ciudadanos habían vivido por encima de sus posibilidad, pero los políticos, no.

¿Quién ejerce un fuerte “dumping” fiscal en ejercicio de una forma muy maximalista de entender las competencias autonómicas y sin atender a una mínima armonización con el resto de regiones? Un gobierno de la Comunidad de Madrid presidido con Isabel Díaz Ayuso, que está contribuyendo de manera notable a que su territorio sea la única isla de prosperidad en todo el territorio español, aunque sea a costa del resto de provincias.

¿Quién cedió en el año 1996 a las exigencias de Pujol y cambió Gobiernos Civiles por Subdelegaciones del Gobierno y denominando oficialmente a Gerona y a Lérida por su nombre en catalán pegándole una patada a la gramática oficial de la lengua española? Un gobierno de España presidido por José María Aznar, que hablaba catalán en la intimidad y que negociaba presupuestos con Convergencia como posteriormente hizo Zapatero y Sánchez con Bildu y Esquerra, beneficiando a unas comunidades sobre otras.

¿Quién se refirió en su día a la organización terrorista ETA como Movimiento Vasco de Liberación Nacional? Un gobierno de la Nación bajo la égida de José María Aznar, que se creyó que tenía en su mano la posibilidad de acabar con el terrorismo etarra por las buenas, sin más, despreciando el sacrificio que hicieron miles de compatriotas para hacer hincar la rodilla a los violentos por el único recurso de la defensa del imperio de la ley. El único a todas luces moralmente admisible, pues el resto ha sido nada más y nada menos que contribuir a la rentabilización de la violencia por parte de los separatistas vascos, como lamentablemente estamos viendo en la actualidad.

¿Quién ha cedido constantemente a los independentistas no procediendo a cambiar el régimen de elección del Gobierno consagrado por la Constitución para que este no dependa de un puñado de votos y sí de la voluntad mayoritaria del pueblo español con independencia del lugar de residencia? Gobiernos de España presididos por políticos de la UCD, del PSOE y como no, del propio Partido Popular, que consagraban los sistemas electorales que les permitían llegar al poder, evitando darle a la totalidad del pueblo español la última palabra, como hubiera sido lo deseable.

De estos polvos y de otros muchos más vienen los lodos insalvables a los que irremediablemente nos aproximamos. Sin embargo, no entendemos que tipo de desmemoria permite a ocho millones de españoles pensar que el Partido Popular, que tanto ha contribuido a la situación actual, pueda aportar algún tipo de solución a la tendencia territorial disolvente que por desgracia sufrimos los ciudadanos españoles. Para todos los que realmente quieran poner coto a la situación actual, solo les queda llamar a las puertas de nuestra Defensa Social.

 

 

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